sábado, 15 de febrero de 2014

EDUCACIÓN UNIVERSITARIA AGROPECUARIA NO RINDE RESULTADOS. PARTE UNO



Cuando analizamos la educación agropecuaria universitaria ecuatoriana, debemos reconocer que las cifras permanecen en números rojos. Aunque muchos directivos afirmen que sus universidades mantienen altos estándares de rendimiento, que sus contenidos académicos son los ideales, que la excelencia académica es parte de la formación de los nuevos profesionales agropecuarios,  la realidad contrasta con esas percepciones.
Y hay una sola realidad. El sector agropecuario a pesar de las inmensas potencialidades que posee se mantiene en un estado de retraso. 
Y si las universidades se mantienen al margen de su responsabilidad sobre este hecho, difícilmente podrán trabajar en solucionar los altos niveles de pobreza y marginalidad en el sector rural. La autocrítica debe ser parte fundamental de este nuevo modelo educativo universitario agropecuario en el país.
Y porqué son responsables de la pobreza rural las universidades agropecuarias?
No es simple de explicar, pero intentaré hacerlo tomando en cuenta que soy un profesional agropecuario formado en Ecuador, y a quien le motiva un sincero sentimiento de cambio en el estilo de vida de millones de compatriotas del sector rural.

Veamos el perfil del profesional agropecuario que sale de las aulas universitarias: 

1. Profesionales cargados de una cantidad de conocimientos que le resultan inútiles en el campo: Existen materias que permanecen en sus contenidos invariables por varias décadas y que seguramente en otros países desaparecieron de la malla curricular hace rato. Deberían abrirse a más especializaciones profesionales durante los postgrados.
2. Profesionales inexpertos en la parte de trato con personas de campo: que desconocen los comportamientos radicalmente distintos de éstas, respecto a otros grupos sociales. Debe fortalecerse la parte de exposiciones orales y de práctica profesional, pero ya no solo en el aula, sino en el campo.
3. Profesionales ignorantes en temas financieros: No existe ninguna universidad agropecuaria que profundice los estudios respecto a las finanzas rurales. Se piensa que eso deben hacer los economistas o quizás alguna otra profesión. Pero en la realidad, cuando un economista llega a trabajar en el campo, llega a ostentar plazas de trabajo que están sobre la de los ingenieros agrónomos o de los veterinarios. Porqué no crear profesionales agropecuarios con estas destrezas?. Además, muchos profesionales agropecuarios se convierten en empleados de la banca, de ONG que manejan proyectos de microcrédito, o de ministerios que financian proyectos. Esta educación es fundamental que provenga de las aulas y no se "aprenda" en el ejercicio del trabajo.
4. Profesionales con perfiles de "jornales": Existe una formación que da como resultado profesionales agropecuarios que "buscan trabajar para otros" en lugar de generar empresa y contratar trabajadores.
5. Profesionales con perfiles de "capataces": En compensación al sistema de formación profesional descrita en el numeral anterior, muchos centros educativos han creado "capataces", es decir, personas que se deben convertir en vigilantes del cumplimiento de procesos, y han dejado de lado la formación de emprendedores que "creen procesos" para que otros ejecuten.
6. Profesionales que desconocen gestión empresarial: Cómo pueden salir a enseñar al campesino cómo se maneja una empresa, un crédito si ni ellos conocen el proceso?. Los profesionales saben cómo calcular los costos de producción, pero no saben cómo establecer un precio a sus productos, o cómo darle un verdadero valor agregado. Las universidades deberían crear fondos económicos en base a la gestión de sus alumnos. Los centros de estudios deberían crear equipos de trabajo entre los alumnos que les ayuden a estructurar propuestas a organismos de financiamiento distintos al Estado, y por supuesto que participen en la ejecución. En la actualidad son los docentes o las autoridades de la universidad o facultad, quienes buscan fondos para investigación, y en la mayoría de casos, es un gobierno (nacional o extranjero) el que gestiona estos recursos. Nunca se involucra a los estudiantes en esta búsqueda.
7. Profesionales individualistas: Pocas son las universidades agropecuarias que permiten la presentación de Tesis de Grado entre un grupo de estudiantes. Esto ha impedido que se unan talentos en las aulas en aras de construir empresas. Muchos profesionales tienen que salir de la universidad para aliarse con sus colegas para realizar un proyecto conjunto. 
8. Profesionales muy tecnicistas: La realidad agropecuaria rural tiene que ver con los campesinos que son seres humanos, a quienes debe vérselos como tales. Se debería fortalecer la práctica de valores humanos donde el profesional debe unir su talento al del campesino en miras de lograr otro tipo de desarrollo rural. No debe verse al campesino como un ser que no merece nuestro respeto y consideración. Son personas como cualquiera de nosotros, que simplemente no ha recibido la oportunidad debida. No son cifras, no son datos que calzan en un informe, son personas con anhelos y sueños como todos nosotros.
9. Profesionales que no saben administrar su tiempo: Durante la educación en las aulas, los estudiantes agropecuarios "mal aprenden" a desperdiciar su tiempo. En primera instancia, estudiando cosas que no aplicarán en toda su vida laboral. Luego no tienen un aprendizaje vivencial de lo que su carrera implica. Y cuando lo hacen, las horas de prácticas se cree deben enfocarse netamente a la parte de producción y no se da fuerza a la práctica de comerciar, establecer canales de comercialización, desarrollar sistemas de almacenamiento, etc.
10. Los profesionales agropecuarios no saben cómo aliarse a otras profesiones: El querer solucionar las cosas del campo solo bajo la perspectiva del profesional agropecuario es un grave problema, Se desconoce las capacidades y potencialidades que existen en otras carreras para su uso en el crecimiento rural. Si no se hacen investigaciones en grupo en la misma facultad, mucho menos se hacen con otras especialidades. Un ejemplo: se desea investigar la potencialidad medicinal de una planta de nuestra selva. En la actualidad, la investigación la hace solo un estudiante de la facultad de medicina o solo de agronomía. Porqué no pensar en una cooperación entre las dos facultades?.
11. Profesionales que no aprovechan la tecnología: Vinculado con el numeral anterior es notorio el hecho que todas ciencias de aplicación humana aprovechan el inmenso caudal de posibilidades que las nuevas tecnologías generan. Pero no existe, que yo conozca, una universidad que haya creado una materia que desarrolle usos alternativos a la tecnología aplicada a la formación profesional agropecuaria y mucho menos de uso pensado hacia los campesinos.

 


 
 
 

 
 

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